Martina Klein (Buenos Aires, 1976) abraza la decoración en un nuevo ciclo vital alejado de las pasarelas, un mundo que “no pierde de vista, pero ya no le quita el sueño”. Desde hace dos años, es una de las impulsoras de Lo de Manuela, un proyecto compartido con tres socias, basado en objetos emocionales que transcienden los caminos de las tendencias para quedarse en casa toda la vida. Una firma de elegancia relajada, como la espontaneidad cautivadora de la propia Martina. Los ornamentos estéticos sirven de excusa para entrar en los refugios más íntimos.
¿Cómo empezó este viaje decorativo?
La firma se inspira en la historia de Manuela, la hija de unos diplomáticos que se pasa el día viajando. Ella es enérgica, curiosa, inquieta y se contagia de todas las influencias culturales que ve para interpretarlas en forma de colecciones para el hogar. A Manuela le faltaba tener una voz. Alguien que expresara cómo es y que siente, y después de leer las columnas que escribía en La Vanguardia y la revista Marie Claire, mis socias me sugirieron formar parte del proyecto trasladando sus ideas por escrito.
¿Te halaga que te hayan fichado por tu escritura?
Totalmente. Me gusta que haya personas que me valoren por lo que pienso y por lo que escribo. De hecho, hace tiempo Quim Monzó me dedicó una columna que planteaba si yo realmente era escritora, y no modelo para desmitificar tópicos y eliminar prejuicios. En cierto modo, este proyecto representó un nuevo reto profesional porque la decoración me gusta y estaba presente en mi vida, pero no me había dado cuenta. Después de ver como mis socias elaboraban las colecciones, escogían los materiales y buscaban el concepto con los valores de la marca, decidí que quería formar parte del equipo de la firma porque me sentía identificada con el espíritu de Manuela. Yo misma me planteé una reflexión: ¿Y si realmente he sido una escritora que ha trabajado como modelo, pero será recordada por su sensibilidad por la decoración?
¿Cuelgas el hábito de la moda?
La moda ha representado una etapa muy bonita de mi vida en la que he jugado y me lo he pasado muy bien. Es cierto que mantengo alguna colaboración, pero ya no forma parte de mi vida. Mis prioridades han cambiado y, ¿sabes qué?, cada vez entiendo menos este mundo cuando lo miro a través de las redes sociales.
¿A sí?
A veces pierdo el tiempo mirando Instagram y flipo. Es como un charco: estético y bonito, pero sin profundidad ni sentido. Además, evidencia que todo vuelve y lo que ahora parece moderno ya lo era décadas antes. También ves las mismas personas en los mismos lugares y me parece muy aburrido todo ello.
¿Qué le da profundidad a Lo de Manuela?
La firma reivindica los valores de antes como la atemporalidad o la artesanía, porque apuesta por la calidad con materiales nobles y tejidos orgánicos que aceptan la arruga y están pensados para que duren mucho tiempo. No nos interesan los productos impersonales de consumo rápido ni el hecho de acumular cosas sin sentido. La firma te explica una historia a través de los objetos que entran en tu hogar y se quedan allí para siempre.
Nos rodeamos de lo que nos hace sentir especiales.
La filosofía es que tú evolucionas y los objetos evolucionan contigo. Te hago una comparación. Tú no dejas entrar en tu casa a amigos 3X2 o a cualquiera porque las personas que acceden en tu espacio privado son especiales y las eliges con cuidado para compartir tu intimidad. Son gente de calidad que te aportan algo en tu vida. Con los objetos pasa exactamente lo mismo. Todo lo que entra en casa debe tener un sentido de ser y estar. Es más: así como los amigos se van de casa, los objetos se quedan contigo dentro. Hacen vida y comunican en parte lo qué eres y qué transmites.
¿Y qué dicen los objetos de ti?
Mis objetos son funcionales, versátiles, luminosos y lo más importante aceptan el desorden.
Caos en casa de Martina Klein…
-Sonríe-. El orden no es un gen que forma parte de mi ADN, pero conozco mis debilidades y esta parte la estoy intentando solucionar. Dentro de mi casa tiene que existir cierto caos. No puedo tener una casa impecable porque tengo hijos y yo misma soy un poco caótica. Por lo tanto, mi casa y mis objetos tienen que aceptar esto.
¿Un hogar en tonos neutros o lleno de color?
En casa soy muy colorista y sé, que muchas veces, no se entienden mis ganas de Carnaval. El color, los estampados, las combinaciones imposibles me atraen muchísimo, y a pesar de que intento controlarme, acaba saliendo el color por algún lado. Por ejemplo, en Fin de Año vinieron a comer 20 personas y puse mantel, copas y servilletas de muchos colores con estampados diversos. Uno de los invitados me dijo que aquella mesa era muy yo. Entiendo que no era lo más elegante, pero a mí estas mezclas cromáticas me divierten muchísimo.
¿En qué se inspira la colección de verano?
Pues nos inspiramos en la corriente ruralista que sucedió después de la Primera Guerra Mundial. En este retorno al campo que inspiró a varios artistas de principios del siglo XX que buscaban volver a conectar con la naturaleza y la esencia del ser humano. La colección la sitúo en Suiza, en el Monte Verità. A nivel conceptual, apostamos por fibras naturales, estampados vegetales y flores silvestres en una gama de colores pastel. Será un verano de montaña, muy bucólico y de espíritu romántico.
Explícame un recuerdo campestre de tu infancia.
En Argentina no tenemos cultura de ir al pueblo, pero cuando podíamos nos escapábamos al campo. Le llamamos el country. Son lugares alejados de la ciudad donde se hacen actividades deportivas de montaña y te puedes quedar a dormir todo el fin de semana. Recuerdo de niña estas escapadas de fin de semana con mis padres. Las excursiones en paisajes naturales, los ríos, las canoas… Lo echo de menos, la verdad.
Tendrás que predicar con el ejemplo, ¿no?
Exactamente. Además, lo tengo muy fácil porque no hay que ir tan lejos para pasear por parajes naturales con mis hijos. Siempre que puedo me escapo a andar, me da mucha energía.
Post-. Maria Almenar
https://www.instagram.com/maria_almenar/
Fotografia-.Lulia Peronea